martes, 23 de octubre de 2007

Cuento de angeles

Se escuchan pasos a lo lejos de alguien que llama para que entre en él. Se acerca, se detiene, se posa al frente y le extiende su mano cálida para que la tome entre las suyas. La lleva por un viaje sin rumbo ni futuro. Se detiene, la observa sin pronunciar palabra alguna. Prosigue su camino junto a ella; le suelta la mano, la toma en sus brazos y se eleva al cielo. Mientras vuelan se voltea, la mira a los ojos y sigue el camino que le tiene destinado.

Cuando se detienen en una nube, sin dejar de mover sus alas, le dice: "si quieres llenarte de luz, toma mi mano y sígueme". La toma sin pensarlo y la eleva al infinito en un recorrido sin final.
Cuando se posaron sobre las flores que los sostenían, miraron a su alrededor con la esperanza de encontrar a algún otro ser, pero se encontraron con la sorpresa de que se encontraban sólo ellos.

Pasó el tiempo entre hojas, agua, flores y sol y aun no encontraban seres con características similares porque, aunque no lo querían, necesitaban de alguien con quien pasar algun momento del día. Vivían cada minuto descubriendo nuevos horizontes, ya que cada día había algo nuevo que descubrir. Pero cuando llegaron a un lugar completamente desconocido ante sus ojos, se maravillaron con la hermosura de tan utópico lugar.

Empezaron a recorrer sin rumbo fijo, hasta que llegaron a una laguna de estrellas rodeada de nubes de los distintos colores que pintan el firmamento, pero se dieron cuenta que, al centro de ésta, habían dos estrellas que brillaban más que las otras. Se miraron y caminaron hacia ellas, posándose cada uno en una estrella que, al segundo después, se elevaron juntas llevándolos entre las nubes del paraíso hacia un nuevo destino: el infinito.

Creyeron que el viaje sería corto, como los que habían tenido anteriormente, pero se dieron cuenta que sería largo y que les quedaba tiempo para descubrirse el uno al otro.

Mientras seguían su recorrido hacia el infinito, miraban a su alrededor buscando seres que los acompañaran en su camino. Encontraron muchos en las distintas estrellas y galaxias que cruzaron, mas ninguno se acercaba a lo que ellos buscaban y tampoco sentían que fueran compatibles.

Luego de un haz de luz, pararon a descansar sobre una pradera de luces en donde ellos, agotados por el viaje, se echaron a descansar y su sueño se unió en uno solo, en donde aparecían corriendo por valles de colores que los hacía cada vez más felices. Observaba y corrían por pastos multicolor hasta que encontraron un arcoiris. Con gran curiosidad, subieron por ella de la mano y se encontraron con la sorpresa de que aquellas líneas de colores seguían sin fin: en sueños habían llegado al infinito.

Despertaron luego de un hermoso sueño; se levantaron, miraron a su alrededor y sintiern que, al haber soñado con aquel lugar con el que ellos tanto anhelaban y no haberlo hallado ante sus ojos, aquel lugar tan lejano de su propia mente, desconocido en cuerpo, pero conocido en utopía, estaba muy lejos de ser encontrado.

Se sentaron desilucionados y sin esperanza alguna de encontrar y alcanzar aquel espacio que llenaba sus almas y los cegaba, ya que aquel sueño que tuvieron era, para ellos, inalcanzable.
Sin nada que poder hacer en ese minuto, se levantaron y recorrieron por unos momentos lugar en donde se encontraban y, sin aguantar las ganas, se abrazaron, se tomaron de las manos y corrieron para sentir aquella libertad que no sentían hace tiempo y disfrutar de ese aire puro que los rodeaba y los llenaba de cierta paz tranquilizadora.

Cuando se cansaron de correr, se miraron y caminaron cada uno a sus estrella, en donde se tomaron de las manos y continuaron el viaje hacia el lugar de sus sueños.

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